La Navidad se acerca. Se la ve venir desde Septiembre. Y si no, que se lo pregunten al Corte Inglés. “Ya es verano en el Corte Inglés, compre ahora los libros de texto de este año y el que viene, y de paso, compren los regalos de Reyes de 2010 y 2011…¡con un increíble descuento!” ¡Sí, fantástico! ¡La de ganas que tengo de acordarme del colegio!
¿Qué ganan con eso? Pues nada. Es como si al nacer te preguntan de qué madera quieres el ataúd. Pues no tiene sentido. Para mirar regalos, ya está las vacaciones de navidad. Y para buscarlos, nada mejor que… ” ¡Las genuinas revistas de juguetes!”
Para empezar, está lo de la “carta a los reyes magos”… ¡si sabéis que ahí no la van a escribir! ¿Para qué se pone? Eso me pregunto yo. Y luego está una especie de anuncio que ponen al lado: “Los Reyes Magos; LA PELÍCULA” O "EL CÓMIC". Y sale un viejo gordo embutido en un traje rojo, con barbita, que parece una mortadela. Y luego, un tío larguilucho, pelirrojo, con cara tristona, como si se hubiera fumado unos cuantos porros, uno detrás de otro. Y ya por último, el negrito, que sale con una sonrisa de boca de buzón que no puede con ella. A lo mejor es para que los niños dejen en ella las cartas de las revistillas. Vamos, que siempre salen rarísimos estos tres personajillos.
De los reyes magos, pasamos ya a las revistas en sí. Adentrémonos juntos en el mágico mundo de la navidad en papel.
Por una parte, están los niños, sobre todo los bebés (véase la parte de “artículos navideños para bebés” de la revista) que parecen de plástico. ¡Todos salen con la misma cara! Y las madres con caras rarísimas, como si quisieran raptar al bebé. Con una cara de deseo...
Luego ya pasamos a niños un poco más mayores, que están en fase de aprender y necesitan juguetes educativos...¡pero podrían poner algo que no sea una lombriz que habla o una nruja que dice cosas raras! Y luego esas cosas te dicen: ¡Con la voz de Lucrecia! Que esas voces suenan a vieja acatarrada. A hiena afónica.
Luego ya pasamos a la mejor parte: los juegos de mesa. Están los de toda la vida, inolvidables, como el monopoly, el quién es quién, el trivial...pero luego empiezan a salir juegos como...." ¡si dices la palabra prohibida te mojas!" o " Adivina el primero la palabra escondida y ganarás" o "Descubre el primero en este apasionante juego de mesa dónde está Antananarivo y ganarás"...
El interés por esos juegos dura, exactamente, diez segundos: lo miras , le quitas el plástico, oyes lo de dentro, lo abres y...no es lo que pone en la revista...empiezas a montarlo, ves que las preguntas son un coñazo, que no sabes ni la mitad...y a los veinte segundos te cagas en la tía abuela Josefina, que te ha hecho el regalo, para que "aprendas divirtiéndote".
Y segamos ya al caótico final de la revista: los videojuegos.
Para empezar, ¡esa parte está al reves! ¿cual era exactamente la intención del que hizo la zona de videojuegos? ¿Joder porque sí? ¡Que para cuando lo quieres mirar ya se te han quitado las ganas de comprar videojuegos! ¡Que empiezas a darle la vuelta, pierdes la página, y empiezas a vuscar, y te encuentras al rey mago mortadela! ¡A tomar por saco, y que le den a la revista!
Pero no nos sigamos mosqueando con nosotros mismos y dejemos ya en paz a la Navidad. LA pobre no se merece el trato, no tiene la culpa de haber sido convertida en una invasión de bebés humanos clónicos y de juegos porqueriosos, y de tías JOsefinas...ni de reyes embutidos, ni cartas inservibles...¡así que hala a dejarla en paz!
jajaja...esta muy chulo Ignacio!!
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