Edelmiro Costal apareció por aquella ciudad sin pasar desapercibido. Cuestiones de negocios, dicen. Otros que por cuestiones de investigación, pero ninguno en aquella ciudad al norte de las tierras templadas había oído algo así acerca de alguien de tan extraña presencia.
Edelmiro Costal era creador de palabras. Su trabajo consistía en exprimir, poco a poco y laboriosamente, cada una de los vocablos que pasaban por su mente, recombinando cada parte, cada sílaba, cada sonido, para designar las nuevas realidades que se sucedían sin orden ni concierto en aquella sociedad de progreso, paz y harmonía.
Un día, en la plaza del pueblo, se organizó un festival de palabras, al que fue invitado Edelmiro, ocupando la posición de juez supremo. Decenas de tanto anónimos personajillos de clase media como altos literatos de la ciudad se presentaban ante él para proponerle palabras nuevas y sus respectivas acepciones.
“Versiquiásmico”, formulaba un literato, a lo que Edelmiro le respondía:
-Se dice de la clase de verbo utilizado en la poesía post-presupermoderna del siglo veintidós, estructurado de forma irregular, entrecruzado con otro y de difícil lectura.
El sabio, perplejo, se retiraba a un rincón, donde asimilaba su derrota ante aquel señor de los términos y sílabas.
“Tostadística”, preguntaba otro, a lo que el gran Sabio de las letras:
-Rama de las nuevas Matemáticas que estudia la caída caótica de la tostada sobre su parte untada de mermelada contra el suelo. A su vez, formula las probabilidades de mancharte de mantequilla.
Este hombre, también vencido, marchó al rincón de los derrotados, a darse cuenta de su error al formular una palabra tan sencilla.
El Gran Edelmiro comenzó a aburrirse, y proclamó que sólo aceptaría una palabra más. Los ciudadanos comenzaron a murmurar entre sí, pero de entre todos, salió un niño, acompañado por su familia, siendo seguramente el benjamín, y formuló la última de las palabras:
“Injusticia”.
Tras unos instantes, la gente se dio cuenta: Edelmiro no sabía la respuesta.
¿A modo de explicación?
En este blog confluyen ideas de todo tipo...magia, cine, literatura, opinión, más magia...en ambiente de serenidad y exclusivo característico de todo blog con pocos seguidores. De modo que, si estás visitando el blog por tu propia voluntad...¡disfruta todo lo que puedas!
¡Y todo, de mi puño y letra! (bueno, de mi puño y tecla)
¡Sorpréndete! Acabarás más perdido que un pulpo en un garaje...
¡Y todo, de mi puño y letra! (bueno, de mi puño y tecla)
¡Sorpréndete! Acabarás más perdido que un pulpo en un garaje...
lunes, 30 de noviembre de 2009
Vuelta a la normalidad.
En un titular de periódico este comienzo sería muy típico. Pero no hay otra forma de decirlo. Toda esta semana he estado sin poder publicar ningún artículo. Los exámenes, dicen. Pero bueno, ahora estoy libre. Ya habrá nuevas entradas. Muy pronto.
miércoles, 18 de noviembre de 2009
La luna desde el espejo
"Apagando el equipo. Windows se está cerrando..."
Ricardo miraba, sin prestar atención, cómo el ordenador se apagaba. Estaba somnoliento y no se tenía casi en pie. Deseaba que la pantalla se ponía en negro, como si le estuviera diciendo un "buenas noches". Ésta quedó negra, y el chico se levantó del sitio, casi perdieno el equilibrio, cerrando los ojos cada dos por tres. Ya no podía más. Cada vez se sentía peor. No creía que durara más tiempo.
Fue al cuarto de baño. Se lavó la cara, se enjuagó la boca con flúor y se contempló al espejo, y en el lúgubre reflejo proporcionado por la tenue lucecita del cuarto pudo observar la luna, que asomaba la cara por la ventana de la ducha. Esa vista le reconfortó.
Salío del aseo y avanzó por el pasillo, hasta llegar al dormitorio. Allí se desvistió y se puso el pijama. Tras varios intentos equivocados de meter la pierna por la pernera correcta del pantalón de noche, trastabilló y cayó en la cama. Allí, en aquella postura un tanto incómoda, se quedó esperando.
Y al final sucedió.
Ricardo se durmió.
Ricardo miraba, sin prestar atención, cómo el ordenador se apagaba. Estaba somnoliento y no se tenía casi en pie. Deseaba que la pantalla se ponía en negro, como si le estuviera diciendo un "buenas noches". Ésta quedó negra, y el chico se levantó del sitio, casi perdieno el equilibrio, cerrando los ojos cada dos por tres. Ya no podía más. Cada vez se sentía peor. No creía que durara más tiempo.
Fue al cuarto de baño. Se lavó la cara, se enjuagó la boca con flúor y se contempló al espejo, y en el lúgubre reflejo proporcionado por la tenue lucecita del cuarto pudo observar la luna, que asomaba la cara por la ventana de la ducha. Esa vista le reconfortó.
Salío del aseo y avanzó por el pasillo, hasta llegar al dormitorio. Allí se desvistió y se puso el pijama. Tras varios intentos equivocados de meter la pierna por la pernera correcta del pantalón de noche, trastabilló y cayó en la cama. Allí, en aquella postura un tanto incómoda, se quedó esperando.
Y al final sucedió.
Ricardo se durmió.
Les Luthiers- Los Premios Mastropiero.
Una vez más, Les Luthiers (grupo argentino, fundado en los años setenta, en principio por Gerardo Masana, Marcos Mundstock, Jorge Maronna y Daniel Rabinovich) sorprenden a España con su gira de espectáculo Los Premios Mastropierol. Una mezcla de humor, critica política (solo unas pequeñas bromas) y creatividad (esta vez contaban con un nuevo instrumento, llamado "el alambique encantador").
El espectáculo trata de la entrega de premios de una supuesta cadena de televisión, el canal 4, y a lo largo de la obras se ve constantemente críticas acerca de los posibles sobornos en las elecciones. Y bien lo dice su canción inicial:
El espectáculo trata de la entrega de premios de una supuesta cadena de televisión, el canal 4, y a lo largo de la obras se ve constantemente críticas acerca de los posibles sobornos en las elecciones. Y bien lo dice su canción inicial:
Un director consagrado,
un artista verdadero...
¡Debería haber ganado
Algún premio Mastropiero!
Y si jamás lo ha logrado,
la razón es evidente;
o no es un gran artista...
¡O no ha pagado...lo suficiente!
Pero además hay muchas más canciones:
El Desdén de Desdémona (madrigal caribeño)
Amor a primera vista (bossa libidinossa)
Tienes una mirada... (rock de alabanza)
Los Milagros de San Dádivo (cantata opus 0800-DADIVO)
Ya no te amo, Raúl (bolera)
Ella me engaña con otro (dúo de amor para varios intérpretes)
Juana Isabel (canción con forma de merengue)
Ya no eres mía (ex rock)
Valdemar y el Hechicero (comedia musical infantil para adultos)
Al final, hicieron un tema no incluido en la obra, dada la cantidad de aplausos, y fue este:
Peper Clemens sent the messenger, nevertheless the reverend left the herd (Ten-step)
En resumen, uno de los mejores espectáculos que se pueden ver ahora (si queréis verlo tendréis que esperar a marzo).
viernes, 13 de noviembre de 2009
La Navidad se acerca, pero no es tan genial como la pintan...
La Navidad se acerca. Se la ve venir desde Septiembre. Y si no, que se lo pregunten al Corte Inglés. “Ya es verano en el Corte Inglés, compre ahora los libros de texto de este año y el que viene, y de paso, compren los regalos de Reyes de 2010 y 2011…¡con un increíble descuento!” ¡Sí, fantástico! ¡La de ganas que tengo de acordarme del colegio!
¿Qué ganan con eso? Pues nada. Es como si al nacer te preguntan de qué madera quieres el ataúd. Pues no tiene sentido. Para mirar regalos, ya está las vacaciones de navidad. Y para buscarlos, nada mejor que… ” ¡Las genuinas revistas de juguetes!”
Para empezar, está lo de la “carta a los reyes magos”… ¡si sabéis que ahí no la van a escribir! ¿Para qué se pone? Eso me pregunto yo. Y luego está una especie de anuncio que ponen al lado: “Los Reyes Magos; LA PELÍCULA” O "EL CÓMIC". Y sale un viejo gordo embutido en un traje rojo, con barbita, que parece una mortadela. Y luego, un tío larguilucho, pelirrojo, con cara tristona, como si se hubiera fumado unos cuantos porros, uno detrás de otro. Y ya por último, el negrito, que sale con una sonrisa de boca de buzón que no puede con ella. A lo mejor es para que los niños dejen en ella las cartas de las revistillas. Vamos, que siempre salen rarísimos estos tres personajillos.
De los reyes magos, pasamos ya a las revistas en sí. Adentrémonos juntos en el mágico mundo de la navidad en papel.
Por una parte, están los niños, sobre todo los bebés (véase la parte de “artículos navideños para bebés” de la revista) que parecen de plástico. ¡Todos salen con la misma cara! Y las madres con caras rarísimas, como si quisieran raptar al bebé. Con una cara de deseo...
Luego ya pasamos a niños un poco más mayores, que están en fase de aprender y necesitan juguetes educativos...¡pero podrían poner algo que no sea una lombriz que habla o una nruja que dice cosas raras! Y luego esas cosas te dicen: ¡Con la voz de Lucrecia! Que esas voces suenan a vieja acatarrada. A hiena afónica.
Luego ya pasamos a la mejor parte: los juegos de mesa. Están los de toda la vida, inolvidables, como el monopoly, el quién es quién, el trivial...pero luego empiezan a salir juegos como...." ¡si dices la palabra prohibida te mojas!" o " Adivina el primero la palabra escondida y ganarás" o "Descubre el primero en este apasionante juego de mesa dónde está Antananarivo y ganarás"...
El interés por esos juegos dura, exactamente, diez segundos: lo miras , le quitas el plástico, oyes lo de dentro, lo abres y...no es lo que pone en la revista...empiezas a montarlo, ves que las preguntas son un coñazo, que no sabes ni la mitad...y a los veinte segundos te cagas en la tía abuela Josefina, que te ha hecho el regalo, para que "aprendas divirtiéndote".
Y segamos ya al caótico final de la revista: los videojuegos.
Para empezar, ¡esa parte está al reves! ¿cual era exactamente la intención del que hizo la zona de videojuegos? ¿Joder porque sí? ¡Que para cuando lo quieres mirar ya se te han quitado las ganas de comprar videojuegos! ¡Que empiezas a darle la vuelta, pierdes la página, y empiezas a vuscar, y te encuentras al rey mago mortadela! ¡A tomar por saco, y que le den a la revista!
Pero no nos sigamos mosqueando con nosotros mismos y dejemos ya en paz a la Navidad. LA pobre no se merece el trato, no tiene la culpa de haber sido convertida en una invasión de bebés humanos clónicos y de juegos porqueriosos, y de tías JOsefinas...ni de reyes embutidos, ni cartas inservibles...¡así que hala a dejarla en paz!
¿Qué ganan con eso? Pues nada. Es como si al nacer te preguntan de qué madera quieres el ataúd. Pues no tiene sentido. Para mirar regalos, ya está las vacaciones de navidad. Y para buscarlos, nada mejor que… ” ¡Las genuinas revistas de juguetes!”
Para empezar, está lo de la “carta a los reyes magos”… ¡si sabéis que ahí no la van a escribir! ¿Para qué se pone? Eso me pregunto yo. Y luego está una especie de anuncio que ponen al lado: “Los Reyes Magos; LA PELÍCULA” O "EL CÓMIC". Y sale un viejo gordo embutido en un traje rojo, con barbita, que parece una mortadela. Y luego, un tío larguilucho, pelirrojo, con cara tristona, como si se hubiera fumado unos cuantos porros, uno detrás de otro. Y ya por último, el negrito, que sale con una sonrisa de boca de buzón que no puede con ella. A lo mejor es para que los niños dejen en ella las cartas de las revistillas. Vamos, que siempre salen rarísimos estos tres personajillos.
De los reyes magos, pasamos ya a las revistas en sí. Adentrémonos juntos en el mágico mundo de la navidad en papel.
Por una parte, están los niños, sobre todo los bebés (véase la parte de “artículos navideños para bebés” de la revista) que parecen de plástico. ¡Todos salen con la misma cara! Y las madres con caras rarísimas, como si quisieran raptar al bebé. Con una cara de deseo...
Luego ya pasamos a niños un poco más mayores, que están en fase de aprender y necesitan juguetes educativos...¡pero podrían poner algo que no sea una lombriz que habla o una nruja que dice cosas raras! Y luego esas cosas te dicen: ¡Con la voz de Lucrecia! Que esas voces suenan a vieja acatarrada. A hiena afónica.
Luego ya pasamos a la mejor parte: los juegos de mesa. Están los de toda la vida, inolvidables, como el monopoly, el quién es quién, el trivial...pero luego empiezan a salir juegos como...." ¡si dices la palabra prohibida te mojas!" o " Adivina el primero la palabra escondida y ganarás" o "Descubre el primero en este apasionante juego de mesa dónde está Antananarivo y ganarás"...
El interés por esos juegos dura, exactamente, diez segundos: lo miras , le quitas el plástico, oyes lo de dentro, lo abres y...no es lo que pone en la revista...empiezas a montarlo, ves que las preguntas son un coñazo, que no sabes ni la mitad...y a los veinte segundos te cagas en la tía abuela Josefina, que te ha hecho el regalo, para que "aprendas divirtiéndote".
Y segamos ya al caótico final de la revista: los videojuegos.
Para empezar, ¡esa parte está al reves! ¿cual era exactamente la intención del que hizo la zona de videojuegos? ¿Joder porque sí? ¡Que para cuando lo quieres mirar ya se te han quitado las ganas de comprar videojuegos! ¡Que empiezas a darle la vuelta, pierdes la página, y empiezas a vuscar, y te encuentras al rey mago mortadela! ¡A tomar por saco, y que le den a la revista!
Pero no nos sigamos mosqueando con nosotros mismos y dejemos ya en paz a la Navidad. LA pobre no se merece el trato, no tiene la culpa de haber sido convertida en una invasión de bebés humanos clónicos y de juegos porqueriosos, y de tías JOsefinas...ni de reyes embutidos, ni cartas inservibles...¡así que hala a dejarla en paz!
jueves, 12 de noviembre de 2009
¿Estamos tontos o qué?
Estrasburgo está en Austria.
Oh, no, perdón, está en Suiza.
Por supuesto que no, Estrasburgo está en Alemania.
Y san seacabó.
Y así de a gusto se quedaban varios alumnos al ser preguntados por el profesor. pero, no, por favor, no nos quedamos ahí, que hay casos peores, para dar y tomar...Colón descubrió América en 1942, no saber realizar operaciones matemáticas...De todo.
Parece un tanto..."sorprendente" que el futuro de la España perfecta que buscan todos los políticos esté en los jóvenes. Que sí, habrá chavales maravillosos y tal y tal, pero...¿y el resto?
¿Confiaríamos el futuro de nuestro país a gente inculta, borreguil, anticatólica y absolutamente desinteresada de lo que sucede a su alrededor? ¡Por Dios, que en Estrasburgo está el Parlamento europeo, el punto de partida de todas nuesras leyes!
¿acaso lo único que conocemos es fútbol y cotilleos, de botellón y de fumar, de discotecas y ligues?
Pues vamos listos.
Afortunadamente, recientemente se ponen en práctica métodos de enseñanza cada vez más completos y mejores, en los que el enseñante y el enseñado interactúan perfectamente. Y todo eso, desde que los niños son pequeños.
Y esperemos que siga así.
miércoles, 11 de noviembre de 2009
¡Y no me diga usted que no!
El insector Chankros Thulokópolos estaba paseando tranquilamente por unos de los múltiples parques de la ciudad de los rascacielos y luces de neón. El bocinazo de algún coche lo despertaba de su sueño autista. Necesitaba pensar sobre un tema que le atormentaba desde hace tiempo.
Para llegar a una mayor concentración en sus cavilaciones, se sentó en el banco más alejado del estrépito popular y de los coches, sin ánimo de molestar a nadie.
Fue entonces cuando, al que llamaban el Señorito, se sentó a su lado y comenzó a hablar a la nada:
-¡Anote, secretaria! Yo, como presidente y soberano mundial y de los reinos colindantes, reclamo, a toda la humanidad, un cambio drástico. De modo , que, si le fuere posible contribuir de alguna forma a este difícil labor, se lo agradecería de antemano. Debería usted también saber que...
Chankros, extrañado, alucinantemente alucinado, se dirigió a aquel hombre vestido con un sombrerito de papel y una bolsa de papel que olía a hamburguesa:
-Disculpe, ¿qué es lo que está diciendo?
-...¡Un momento, Melinda, tengo que atender otra llamada! ¡Y no se olvide de darle esa taza de azúcar a la señora Potter!
-¿Cómo?
-¿Decía usted algo?
-¿Qué es lo que dice sobre cambiar el mundo?¿ A qué se refere?
-...Oh, mi nuevo amigo, ¿acaso no eran ciertas mis palabras?
-Yo no lo niego, pero...
-¿Acaso no vivimos actualmente en un planeta plagado de problemas, cuya única solución es la guerra, la ignorancia o la falta de análisis de consecuencias, llevadas a cabo forma tosca y brutal?
-Si yo...
-¡Y no me diga usted que no, que me quedo en el sitio!
-No, no, por supuesto que no...
-¿Y acaso no vivimos en un mundo al borde de cataclismo, el cual retrasamos a lo sumo varios milenios?Que si el calentamiento global, que si los meteoritos, que si el calendario maya...Por algo me han elegido soberano mundial, ¿verdad? ¡Y no mediga usted que no, que me quedo en el sitio!
-Por supuesto, le escucho.
-¿Y no se realizaron hace años derechos contra los hobres y mujeres, a pesar de que el trato a y entre ellos sea el mismo que hace décadas?¡Y no me diga usted que no, que me quedo en el sitio!
-No, no, hable...
-Ya no tengo mucho mas que decir, mi hora de enfrentarme al Gran Alien ha llegado. ¡Coronel, prepare las estacas! ¡Hora de profanar cadáveres!
-¿Puede seguir hablando?
-Recuerde mis palabras: la felicidad es fácil y difícil de encontrar; sólo el sabe donde buscar la encontrará; y sólo aqel que latenga al lado y no la sepa valorar nunca la encontrará. Y recuerde, itente cambiar el mundo, no con grandes gestas, como la mía, sino con pequeños gestos hacia sus prójimos mas próximos. ¡Oh, y entonces si que estará próximo el cambio!
-De acuerdo.
-No puedo hablar, ahroa tengo que marchar en mi nave espacial. Saludos a su planeta.
Chankros cerró lo ojos de incredulidad, y al abrirlos, encontró la nada en en otro lado del banco. El Señorito no estaba por ningún lado.
Chankros se recostó en el banco y se dijo a sí mismo:
"Pues vaya"
Fue entonces cuando creyó oír:
"¡Y no em diga usted que no, que me quedo en el sitio!"
Y Chankros sonrió.
Para llegar a una mayor concentración en sus cavilaciones, se sentó en el banco más alejado del estrépito popular y de los coches, sin ánimo de molestar a nadie.
Fue entonces cuando, al que llamaban el Señorito, se sentó a su lado y comenzó a hablar a la nada:
-¡Anote, secretaria! Yo, como presidente y soberano mundial y de los reinos colindantes, reclamo, a toda la humanidad, un cambio drástico. De modo , que, si le fuere posible contribuir de alguna forma a este difícil labor, se lo agradecería de antemano. Debería usted también saber que...
Chankros, extrañado, alucinantemente alucinado, se dirigió a aquel hombre vestido con un sombrerito de papel y una bolsa de papel que olía a hamburguesa:
-Disculpe, ¿qué es lo que está diciendo?
-...¡Un momento, Melinda, tengo que atender otra llamada! ¡Y no se olvide de darle esa taza de azúcar a la señora Potter!
-¿Cómo?
-¿Decía usted algo?
-¿Qué es lo que dice sobre cambiar el mundo?¿ A qué se refere?
-...Oh, mi nuevo amigo, ¿acaso no eran ciertas mis palabras?
-Yo no lo niego, pero...
-¿Acaso no vivimos actualmente en un planeta plagado de problemas, cuya única solución es la guerra, la ignorancia o la falta de análisis de consecuencias, llevadas a cabo forma tosca y brutal?
-Si yo...
-¡Y no me diga usted que no, que me quedo en el sitio!
-No, no, por supuesto que no...
-¿Y acaso no vivimos en un mundo al borde de cataclismo, el cual retrasamos a lo sumo varios milenios?Que si el calentamiento global, que si los meteoritos, que si el calendario maya...Por algo me han elegido soberano mundial, ¿verdad? ¡Y no mediga usted que no, que me quedo en el sitio!
-Por supuesto, le escucho.
-¿Y no se realizaron hace años derechos contra los hobres y mujeres, a pesar de que el trato a y entre ellos sea el mismo que hace décadas?¡Y no me diga usted que no, que me quedo en el sitio!
-No, no, hable...
-Ya no tengo mucho mas que decir, mi hora de enfrentarme al Gran Alien ha llegado. ¡Coronel, prepare las estacas! ¡Hora de profanar cadáveres!
-¿Puede seguir hablando?
-Recuerde mis palabras: la felicidad es fácil y difícil de encontrar; sólo el sabe donde buscar la encontrará; y sólo aqel que latenga al lado y no la sepa valorar nunca la encontrará. Y recuerde, itente cambiar el mundo, no con grandes gestas, como la mía, sino con pequeños gestos hacia sus prójimos mas próximos. ¡Oh, y entonces si que estará próximo el cambio!
-De acuerdo.
-No puedo hablar, ahroa tengo que marchar en mi nave espacial. Saludos a su planeta.
Chankros cerró lo ojos de incredulidad, y al abrirlos, encontró la nada en en otro lado del banco. El Señorito no estaba por ningún lado.
Chankros se recostó en el banco y se dijo a sí mismo:
"Pues vaya"
Fue entonces cuando creyó oír:
"¡Y no em diga usted que no, que me quedo en el sitio!"
Y Chankros sonrió.
La ciudad de las Góndolas
Sandro desconocía por completo que su encuentro con El Farolero tendría lugar aquella misma noche.
Después de haberse tomado una cálida infusión, sentado en su vieja butaca frente al fuego, contemplando aquel baile caótico y ardiente, arropó a la pequeña María la de Porcelana en su frágil cuna de madera y se recostó en aquella cama atiborrada de plumas, desde la cual pudo observar la placidez de la noche. Una luna a medio despertar dejaba entrever tan sólo una cuarta parte de su belleza a la ciudad de los puentes y la góndolas. Sin sentido aparente se levantó de un salto, corrió al escritorio y provisto de una pluma, un tintero, y un amarillenta hoja de papel, comenzó a escribir.
"Aquella noche reinaba una paz aterradora...Todos desconocían de su presencia, de su importancia, de sus laboriosas acciones. Nadie conocía a Fabio, el joven emprededor e incansable ante la derrota y la amargura del fracaso..."
El chirrido de la camita de María la de Porcelana extrajo a Sandro de su frenética lluvia de ingenio literario. Se acercó a la camita, colocó aceite donde se necesitaba y limpió con un pañuelito la zona. Regresó al destartalado escritorio, y, recogiéndose aquella enorme mata de pelo en un coleta, continuó escribiendo.
"Día tras día, Fabio salía a la par que los primeros rayos del sol, y, dedicándoles un educado "buenos días", echaba a andar con su estrambótico artilugio del oficio, con las esperanzas de un nuevo día mejor que el anterior...Pero un día, aparecieron en él el desasosiego y el sentimiento de soledad, de modo, que , aquel día..."
El viento comenzó a aullar afuera. Sandro, mosqueado por ser interrumpido una vez más, cerró la ventana bruscamente. Y de nuevo, continuó, esperando no ser molestado otra vez.
"De modo que, al caer la noche, se acercó a una casa, y, llamando previamente al timbre, encontró al amigo que le alejaría de aquella soledad que le atormetaba.
El hombre le abrió la puerta y, antes de que pudiera decir nada, cayó en el enorme saco de Fabio. A la mañana siguiente, muy lejos de allí, Fabio comentó su actuación a aquel hombre; sería s amigo durante un año entero, y le acompañaría a todas partes, y realizaría con él la infinita tarea del Farolero..."
La aguda melodía del timbre molestó una vez más a Sandro, y ya, enfadado, se acercó a la puertay abriendo de un portazo, se dirijió a una masa oscura que esperaba en el recibidor, y antes de perder la consciencia, vio aun joven barbudo, de mirada triste y perdida, ataviado con un hajado sobrero y túnicas negras.
Y esperemos que de Sandro se encargue la buena fotuna.
Después de haberse tomado una cálida infusión, sentado en su vieja butaca frente al fuego, contemplando aquel baile caótico y ardiente, arropó a la pequeña María la de Porcelana en su frágil cuna de madera y se recostó en aquella cama atiborrada de plumas, desde la cual pudo observar la placidez de la noche. Una luna a medio despertar dejaba entrever tan sólo una cuarta parte de su belleza a la ciudad de los puentes y la góndolas. Sin sentido aparente se levantó de un salto, corrió al escritorio y provisto de una pluma, un tintero, y un amarillenta hoja de papel, comenzó a escribir.
"Aquella noche reinaba una paz aterradora...Todos desconocían de su presencia, de su importancia, de sus laboriosas acciones. Nadie conocía a Fabio, el joven emprededor e incansable ante la derrota y la amargura del fracaso..."
El chirrido de la camita de María la de Porcelana extrajo a Sandro de su frenética lluvia de ingenio literario. Se acercó a la camita, colocó aceite donde se necesitaba y limpió con un pañuelito la zona. Regresó al destartalado escritorio, y, recogiéndose aquella enorme mata de pelo en un coleta, continuó escribiendo.
"Día tras día, Fabio salía a la par que los primeros rayos del sol, y, dedicándoles un educado "buenos días", echaba a andar con su estrambótico artilugio del oficio, con las esperanzas de un nuevo día mejor que el anterior...Pero un día, aparecieron en él el desasosiego y el sentimiento de soledad, de modo, que , aquel día..."
El viento comenzó a aullar afuera. Sandro, mosqueado por ser interrumpido una vez más, cerró la ventana bruscamente. Y de nuevo, continuó, esperando no ser molestado otra vez.
"De modo que, al caer la noche, se acercó a una casa, y, llamando previamente al timbre, encontró al amigo que le alejaría de aquella soledad que le atormetaba.
El hombre le abrió la puerta y, antes de que pudiera decir nada, cayó en el enorme saco de Fabio. A la mañana siguiente, muy lejos de allí, Fabio comentó su actuación a aquel hombre; sería s amigo durante un año entero, y le acompañaría a todas partes, y realizaría con él la infinita tarea del Farolero..."
La aguda melodía del timbre molestó una vez más a Sandro, y ya, enfadado, se acercó a la puertay abriendo de un portazo, se dirijió a una masa oscura que esperaba en el recibidor, y antes de perder la consciencia, vio aun joven barbudo, de mirada triste y perdida, ataviado con un hajado sobrero y túnicas negras.
Y esperemos que de Sandro se encargue la buena fotuna.
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