Historia de un mago II

Después de aquel episodio, dejé lo de la moneda durante un tiempo y presté más atención en clase, hasta que llegaron las navidades. Y ahí fue cuando hice mi primer pedido mágico; la caja de magia Borras. No la nueva que tiene de todo, sino la antigua, con juegos imposibles, faltos de material y extrañamente explicados. Era así de difícil entender algo que tardé en aprender el "escamoteo de una moneda" (lo que en mi país se llama "falso depósito por caida", "caída francesa" o "torniquete"). Me acarreó muchos problemas.

Aun así no me rendí e intenté hacer muchos de los numerosos juegos que había. Pero cuando hacía alguno de los juegos que más chulos me parecían, me decían como lo había hecho. Curiosa actitud ante un niño de seis-siete años, en plena fase de progreso en el mundo de la magia, cargado de ilusión. Claro, luego me desapareció, gracias a la gente.

Pasaron los años. Y, tras un espectáculo de magia en Laredo, con la estelar actuación de Jorge Blass (el juego de atrapar la carta con la espada me dejó alucinado), decidí retomar lo de la magia. Mas tarde me entré definitivamente en el mundo de la magia cuando pedí pequeños juegos de magia (como el del pañuelo que desaparece, FP) o uno de manipulación de bolas de espuma. Pero, días más tarde, coincidiendo con las navidades, pedí una caja de magia de Jorge Blass, estupenda para aquellos que quieren empezar BIEN en la magia.
Fue entonces cuando me lo propusieron; un curso de magia de cuatro fines de semana, a cargo de un mago llamado Juan Carlos Delgado (desconozco qué será de él ahora). Nos enseñó la Misdirection, juegos de cartas de Tamariz, la Baraja Invisible, y un pequeño juego de mentalismo. Yo, por mi cuenta, ya había empezado a descargarme libros en mi casa, y había intentado realizar, pero sin entender una sola palabra de técnicas, la Suit Apparition, de Pepe Carroll, de su libro "Cincuenta y dos Amantes". Cuando comencé las clases, el mago me comentó en privado la asombrosa capacidad que demostré para aprender, las idéas que propuse en clase para deviar la atención de los espectadores, y , ante todo, mi gran conocimiento de juegos, magos, y alguna que otra técnica, como el "culebreo", la "frustration count" y demás...
Unas semanas más tarde, el curso acabó, tras una buena actuación de casi todos los alumnos, y todos nos dispersamos...Y tras contactar varias veces con el mago, no volví a tener noticias suyas...