El próximo día catorce de febrero se celebra un día hermoso: el Día de San Valentín la fiesta de los enamorados. ¿Verdad que es maravilloso?
¡MENTIRA! Es un día repugnante. Y no es que tenga la capacidad emocional de un ladrillo o un trozo de madera, sino que, simplemente, no me gusta celebrar una fiesta comercial. Porque, exactamente..¿qué se celebra en ese día tan bien camuflado por las grandes empresas? Hay algún ferviente seguidor de esta festividad que afirma que lo que se busca es mostrar el sentimiento de amor en el ser querido. Pero mucho dudo que haga falta un solo día al año para decir a esa persona, diferente según la persona (a menos que se encuentre en un triángulo amoroso), un simple "te quiero". Porque, si es el día de los "Te-quieros"...Qué hacemos con los demás. ¿Nos guardamos los sentimientos (y el dinero, que ahorrar está difícil) para el año siguiente?
No veo que haga falta celebrar un día tan vacío. Porque, si esa relación es tan intensa y poderosa, ¿acaso hace falta comprar un regalo para mostrar el sentimiento? ¿O es que necesitamos comprar ese sentimiento de amor del prójimo? No quiero acabar en digresiones, pero en un episodio de los Simpson, se puede apreciar una dura crítica a las fiestas comerciales, creando en la ciudad de Springfield el día del Amor. Que los osos Amadores, las canciones ñoñas, los regalos que te hacen decir un "¡Justo lo que quería!" y guardarlo al día siguiente, y otras muchas cosas bobas nos hagan reflexionar sobre este día tan "especial".
Para finalizar, he de decir que negarse a celebrar un día como éste implica el no celebrar otros. Entonces...¿qué hacemos con el día del Padre y de la Madre? ¿qué es lo que les permite desmarcarse del resto de fiestas? La respuesta la encontrará cada uno dependiendo de sus circunstancias.
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